- Año: 2019
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Fotografías:Álvaro Viera
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Proveedores: Europerfil, Hiansa, Pilkington
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Villa Romana de El Vergel está situada a las afueras de la población de San Pedro del Arroyo, Ávila. Se trata de un conjunto de grandes dimensiones, excavado solo parcialmente, que alberga varios mosaicos de gran valor. La villa se encuentra parcialmente enterrada debajo de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y del cementerio, lo que complica su recuperación y puesta en valor.
La intervención en la villa romana se ha planteado por fases, a partir de una estrategia proyectual que consiste en la construcción de una pasarela que genera el recorrido por el interior de la villa, a la que se pueden ir conectando diferentes pabellones, construidos de forma separada, protegiendo los mosaicos de manera independiente, evitando así la construcción de la gran nave cubriendo toda la villa que, además de ser poco sostenible, anula por completo la presencia de la villa en el paisaje.
En la Fase I se ha realizado el vallado perimetral de protección de la villa mediante chapa ondulada micro-perforada. En la Fase II se ha construido el acceso general a la villa y la pasarela completa que permite el recorrido accesible por el interior de la villa; la pasarela se ha realizado mediante elementos modulares de hormigón prefabricado, que permiten la reversibilidad y aseguran la durabilidad y la ausencia de mantenimiento. En la Fase III se han construido los dos primeros pabellones: un Pabellón de Visitantes, con una zona de recepción y exposición que ocupa parcialmente el espacio de las termas de la villa, con un gran hueco acristalado que reproduce el ancho original de la puerta de entrada a la piscina; el resto del pabellón cobija dos de los primeros mosaicos; el segundo pabellón protege íntegramente el mosaico de Meleagro, en cuya escena central aparece el héroe mitológico matando al jabalí de Calidón.
Los pabellones no sólo protegen y cobijan los restos arqueológicos, sino que también “completan”, en cierto sentido, la ruina, dando mayor información al visitante al recuperar el espacio interior de las estancias. Para ello, se construye una doble fachada que reproduce las caras interior y exterior del antiguo muro romano, así como su espesor original: la cara exterior se realiza mediante la misma chapa ondulada micro-perforada de la valla, mientras que la cara interior es un cerramiento continuo de “u-glass”.
Entre medias de las dos caras se sitúa la estructura de acero; todo ello se apoya sobre elementos modulares de hormigón prefabricado, que se sitúan sobre el saqueo del muro original romano. Por último, la luz difusa y la abstracción formal de estos espacios permiten establecer una distancia crítica entre la estancia moderna y la estancia original romana, al tiempo que invitan al visitante a experimentar estos fragmentos de la villa como lo que realmente fueron: habitaciones interiores. De esta forma el visitante pasa, durante la visita, del exterior al interior, pero sin perder nunca el sentido de la ubicación de la villa en el paisaje.